07 septiembre 2011

estaba el Mediterráneo para llegar nadando a África

     "8:00 a.m. de un fresco (por ahora) 15 de Julio. Una terraza al mar y un mundo por despertar.
     Alegres conejillos con la colita blanca corretean por las baldías tierras de alrededor y pajarillos cantan desde el amanecer. 
     Una balsa de aceite parece el horizonte, tan solo alterado por ondas de seda sobre la superficie que a levantar olas apenas alcanzan.
     Esta tranquilidad me deja pensar, pero en el fondo me satisface tanto como me aterra.
     Es a veces que todos necesitamos un trocito de soledad física, pero es tan triste la psicológica. Y tengo que reconocer que de un tiempo hasta ahora me vengo sintiendo demasiado acompañada por las dos. 
     Mi estado de ánimo como el Mediterráneo. Algunos tenemos la suerte de no tener problemas. Me encuentro quejándome de mi soledad sin tener derecho alguno, cuando cuento una amiga expulsada de casa paterna, otra con depresión, otra con incontables problemas de salud a sus veintitrés años... Y tengo la osadez de quejarme.
     Por suerte gozo de salud, mi familia es ejemplar, la universidad no puede ir mejor y sin embargo, aquí me encuentro quejándome por una simple crisis de vacío emocional"
     Hoy es 31 de Agosto, he rescatado este apunte de unas hojitas perdidas entre las páginas de un libro que comencé a principios de verano, y a día de hoy, el vacío emocional continúa haciendo estragos. Sigo sin creerme con derecho a protestar ante tan nimio problema. Pero lo cierto es que así lo siento. 
     De un lado la soledad y el deseo de poder "contar" con alguien en el sentido más sincero de la palabra, de otro la seguridad de saber que este no es el momento adecuado para esos sentimientos. 
     Mi hemisferio más racional dicta eogísmo y dedicación a las metas personales y profesionales que asegurarán una buena posición, económica y laboral, que una vez alcance, me dejarán tiempo para buscar el amor (supuestamente). A su vez el otro me habla de emociones, de cariño, de sentimientos que aparecen hacia algunas personas y que automáticamente mi racionalismo disuelve y en algún caso los convierte en relaciones reducidas al sexo.
     ¿Estaré sacrificando una vida de felicidad emocional por unas metas profesionales inciertas?

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