11 enero 2012

c*

     Te tengo tan cerca que siento tu olor, ese olor que me hizo añadir a la lista un "y que huela bien" que de hecho desde que te olvidaste en casa aquel jersey y lo probé, se ha convertido en un imprescindible para todo hombre que desee compartir cama conmigo. Ese olor a hombre, a tabaco y menta mezclados con una colonia masculina que con tanto acierto tu exmujer supo elegir. 
     Quiero sentir ese aliento tras mi oreja, jadeando de deseo, esos labios mordiéndose de placer, sentirte casi sin tocarte. Sólo con tenerte en la silla de al lado, cerca, oliéndote, sintiendo el calor que irradia tu cuerpo, revolucionas, más si cabe, hormonas que últimamente viene estando demasiado alteradas. 
     Contigo no quiero locuras, no puedo negar que también te dejaría la ropa hecha jirones, pero ni siquiera es eso lo que imagino. Un encuentro tímido que nos situaría en una habitación nacida de la casualidad. Mirarte, respirarte, sentirte a escasos centímetros de mi, tentarte, susurrarte, que sientas mi aliento en ti, erizar tu piel sin siquiera rozarla, desnudarte con sólo una mirada, enloquecerte con una sonrisa, jugar a atraerte.
     Y cuando ya no podamos más, cuando nuestros latidos estén a punto de estallar, cuando el deseo sea insoportable, solo entonces, liberarnos, enredarnos, desnudarnos, pellizcarnos y hacernos todo lo que nuestros cuerpos reclamen.

1 comentario:

  1. ¿No quieres locuras? Pues hay locuras maravillosas... como la que describes :)


    besos

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