De
estas veces que me pongo a contarle al teléfono de la ducha todo lo que me
gustaría decirte a ti pero no me dejas.
- Pero es que... J* no es ese tipo de chico
Y no me entiendes cuando te digo esto. Me refiero, J* no
es el tipo de chico que usas (uso). J* es... precioso. Y si, esa es la mejor
palabra que se me ocurre en este momento para definirle. Es un chico monísimo, encantador,
adorable, pequeño, divertido, simpático, con carita de ninfa, con su pelazo y
su culín chiquitico para cogérselo y darle un mordisquito porque parece que va
a estar dulce. No es el tipo de hombre que usas (uso) para el sexo. Por eso no
entiendes cuando te digo que no me debería haber acostado con él.
- Otra cosa en la que me superas aparte del sexo
Pues claro que te supero en el sexo, es que esa
comparación no tiene sentido, soy mujer, es muy fácil para mi. Y eso no quiere
decir que me tire a todo lo que pase ni que no tenga criterio para ello, como
has dado a entender, otra cosa es que a ti no te alcance entender mi criterio.
Y aquí, necesariamente me explico, porque ya necesito que te enteres aunque ni
siquiera vayas a leer esto.
Mi criterio no es un físico, es que ni siquiera existe una
característica física excluyente. Mi criterio responde a unos estándares de
belleza completamente aleatorios que ni siquiera yo se de dónde han salido.
Básicamente se me conquista con personalidad, con intereses comunes, con una
interesante primera conversación, con una sonrisa, con alguna locura, con
afinidad. Mis gustos pasan por trayectorias de vida, por cualquier persona que
pueda aportarme algo diferente a lo que veo, vivo y tengo cada día, por gente
completamente ajena a mi, a mi vida, a mi entorno, a todo lo que me rodea, por
gente que no me conoce, con la que puedo ser quien yo quiera sabiendo que no me
juzgarán por ello. Por gente que me aporte justo lo que necesito en ese preciso
momento.
Por eso te digo que no debería haberme tirado a J*.
Volvemos a lo mismo, es un amigo, no muy cercano, pero un amigo. Y yo a mis
amigos no me los tiro. Es un poco contradictorio, porque comparto sexo
precisamente con desconocidos, es algo tan personal que ni siquiera soy capaz
de compartirlo con gente conocida. La mejor forma de conocerme es a través del
sexo, es justamente en ese momento cuando soy yo, pero yo de verdad, la
desnudez es como la transparencia, me sincero y entonces pierdo el control y me
vuelvo vulnerable. Y yo, si alguien me conoce, sabe que nunca pierdo el
control. Solo con gente desconocida me lo permito, porque se que no saben tanto
de mi como para poder hacerme daño. Evidentemente la ausencia de sexo no es una
opción, por tanto la solución termina siendo hacerlo con gente con la que eso
es lo único que comparto.
Lo de usarlos para el sexo puedo decir que es lo que menos
me importa, porque total, ¿qué hombre no se deja usar con ese fin? Al fin y al
cabo el sexo es algo que se comparte y “dejarse usar” implica que ellos también
participarán de la actividad. Pero no puedo evitar cuando uso repetidas veces a
la misma persona, pasar de “usarle” a “compartirlo”, entonces es cuando todo se
complica, cuando nace un cariño que no quiero tenerles y al final acabo
perdiéndome en el abismo sin que ellos sepan lo que ha pasado.
Me ha gustado la parte de los "no criterios", me he sentido completamente identificada.
ResponderEliminarBesos ;)