03 abril 2012

a* (IV)

     Definitivamente te has convertido en una constante.
     Pocos sueños he recordado en mi vida, y si ahora pudiese hacer una estadística, puedo afirmar que un alto porcentaje data de hace pocos meses y todos me hablan sobre ti.
     No se qué tienes, no se qué me has hecho, contigo no se dominar mi pensamiento y no sabes el miedo que me da quererte. Ya lo dije la primera vez que te escribí, "yo, cada vez, me enamoraré más de tí, mientras tú, cada vez me verás más como "Uno de los Nuestros"". Siempre escribo con la imaginación, y en este caso también lo hice, de hecho con la confianza de que al dejarlo escrito quedaría constancia de la irrealidad de la situación, de que tan solo eras producto de fantasías e ilusiones, de los dibujos mentales que me acompañan al escribir. Pero ahora me veo negándome, intentando convencerme a mi misma de que no eres real, al menos no lo es esto que creo que me conmueve cada vez que vuelves a mi mente.
     Cuando empecé a tomar conciencia de la cantidad de horas al día que te tenía en mi mente, el siguiente paso fue analizarte, compararte con ese ideal de hombre que desde hace tanto voy definiendo, y ¿sabes lo peor? que por más que busco, no soy capaz de encontrar nada que quiera y tú no tengas. A esto además hay que añadirle tu atención. Esa atención que me prestas. Creo que incluso podría hacer una lista de pequeños detalles sobre mi misma de los que ni yo me había dado cuenta y que tú sin embargo tienes en cuenta y de hecho, me los comentas.
     Luego están las "indirectas", necesariamente entre comillas, porque más bien son directas soltadas de forma descarada, vulgar y acompañadas siempre de un "es coña" que al final las reduce a nada, pero ... cuánta verdad esconden.
     Y de otro lado tus detalles. Esos que por más que intento, no soy capaz de ignorar. Esos que voy recopilando en pañuelos de papel, borradores del móvil, mi libretita o cualquier cosa que tenga a mano en ese momento para escribir. Como por ejemplo aquel suspiro. Fue solo eso, un suspiro, y de hecho dedicado a un amigo que en ese momento te sacaba de quicio, pero a mi me sonó tan... sexual. No creas que no he luchado por olvidarlo, no debería haberlo escuchado porque se repite cual disco rayado en mi mente cada vez que pienso en ti y me provoca unos pellizcos en el esófago que acaban entrecortando mi respiración. Fue ese tipo de suspiro que suena a último aliento, a tenerte encima, a sentirte dentro, a tus ojos cerrados, a tu boca entreabierta, a tu cintura relajándose entre mis piernas bajo ese poster de "METROPOLIS", a nosotros juntos en una cama, a tus manos acariciándome, a tus besos, a dejar de pensar y dejarnos ser.
     Suena a todo lo que quiero contigo.

3 comentarios:

  1. Ese asterisco resulta tan sugerente...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. oh, pues tienen una razón de ser, pero ahora tengo curiosidad por saber qué te inspiran a ti que no sabes su porqué... :)

      Eliminar
  2. No me canso de repetirlo... me encanta leerte.

    Besos

    ResponderEliminar